Está en una estrella
- Génesis Ruiz
- 4 sept 2017
- 3 Min. de lectura

"Es algo que nunca se supera, solo se aprende a vivir con ello".
La pérdida de un ser querido es una de las situaciones "naturales" de la vida que más nos marcan, sobre todo, cuando esa persona que ya no está era cercano a nosotros.
¿Por qué digo naturales entre comillas?
Por el hecho de que, aunque es ley de vida que ese alguien nos deje, para nosotros sigue doliendo y causando vacíos en nuestros corazones, que nunca comprenderemos y tampoco aceptaremos como natural.
Y no, no se acepta que alguien que es importante se vaya, solo se aprende a vivir con ello.
Desde los más pequeños de la casa, hasta los más adultos, sienten cuando una persona que constantemente vivía entre nosotros fallece.
Si, superar este tipo de pérdidas toma tiempo, para algunos más que para otros. Hay quienes logran sobrellevarlo de forma más rápida, otros que aunque pasen los años siempre sentirán el mismo dolor y pena y les cuesta un poco más.
Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte, e intentamos utilizar nuestros propios mecanismos para manejar el dolor.
Hace unos años sufrí la pérdida de alguien muy cercano; mi abuelo. De aceptarlo, todavía cuesta, y no pasa un día sin que sea mencionado, ya sea por sus ocurrencias, por los típicos boches que nos echaba a todos, sin importar tamaño y edad, y una de sus frases favoritas cada vez que se le escuchaba hablar con alguien, "Cállese, que usted no sabe de eso". Sí, mi abuelo era el que más sabía sobre TODO.
Sé lo que es cargar con ese dolor que a veces parece irreparable, que no tiene comparación y sobre todo, me hizo entender que NADIE, absolutamente NADIE, puede llenar de ninguna forma el espacio vacío que deja una persona que se nos va. Ese espacio en la mesa que siempre, por más personas que pasen por ese mismo asiento, siempre nos recordará a alguien especial, ese lugar de la casa donde solía pasar sus ratos, esas frases que sonarán en nuestras cabezas una y otra vez, y esas ocurrencias que llegarán a nuestra mente cada vez que alguien haga algo similar a lo que esa persona hacía. Eso, amigos, NUNCA se supera.
Hace unos pocos días, otra persona que partió quizás a destiempo para nosotros, pero justo a tiempo para Dios y para Él, cumplió un año de no estar entre nosotros. Y esa fecha me hizo remontarme al momento en que devolví la llamada que hizo que todo lo que tenía planeado para ese día cambiara de forma drástica. Luego llega el momento más dificil, tener que explicarle a una pequeñita de solo 4 años que esa persona que tanto ama, ya no está entre nosotros.
Recordar esas lagrimitas bajar por su rostro, es quizás lo que más dolió de ese día. Fue el único momento donde sentí que aunque quisiera no podía hacer nada, solo brindarme de soporte y decirle que desde una estrella "Papá Tito" nos está cuidando.
¿Me creyó?
Testimonio al 100% no puedo dar, solo ver como cada vez que hay una estrella en el cielo sale corriendo y me llama diciendome que ahí está él.
Si fueramos como niños para entender y aceptar estas cosas, tal vez dolería menos...pero cuesta, cuesta mucho entender y creer como niños.
Pero no, lamentablemente no lo somos y entendemos un poco más ciertas cosas, y sabemos que cada frase o palabra que decimos en realidad es para sentirnos mejor y alivianar un poco ese dolor.
Y se puede, claro que se puede...
Solo debemos poner un poco de nuestra parte y pensar si esa persona quisiera vernos así, si quien se fue soportaría vernos tan tristes por su causa, y para ayudarnos aún más, pensar como Siarah...que estará en cada estrella que veamos y cada paso que demos, que quienes partieron están como "Papa Tito"...cuidándonos.
xoxo,
Génesis
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